Para mi esta reacción era una señal de que algo estaba
pasando conmigo. Esperé el momento, cogí papel y un boli para
sentarme a hacer The Work. Como no tenia claro lo que sentía, por
un instante cerré mis ojos y conecte con eĺ sentimiento. El primer
pensamiento que tuve cuando en mi imaginación reviví la escena fue:
“Se va a ir y me va a dejar sola”. En el Work hay dos etapas, la
primera es identificar los pensamientos y la segunda es cuestionarlos con 4 preguntas. Para la primera parte existe una hoja
llamada “juzga a tu prójimo” (esta hoja puede ser descargada
haciendo el clic sobre el link que está debajo de este articulo), cogí esta
hoja y empecé a rellenarla. La primera frase que puse fue “Estoy
triste con Ben porque se va a ir y me va a dejar sola”.
Una vez acabada la hoja (juzga a tu prójimo) pasé a la segunda parte (4 preguntas + inversiones), he aquí mi trabajo:“me va a dejar sola”. ¿Es eso verdad? ¿Puedo saber
que es verdad con absoluta certeza que me va a dejar sola? ¿Como
reacciono, qué sucede cuando creo ese pensamiento? ¿Quién sería sin ese pensamiento?
En estos momentos,
mientras hacia Tha Work, fui consciente de todo el estrés que sufría
mi cuerpo, no solo eso; fui consciente de como venían a mi mente
momentos del pasado, de mi madre cuando murió, de mis hijas
cuando fueron a vivir con su padre. La cuarta pregunta es: ¿Quien
seria sin ese pensamiento? Entonces me di cuenta de que sin ese
pensamiento estaría tranquila sintiendo el calor de su pierna,
disfrutando del contacto, de su mirada. Sin ese pensamiento estaría
presente, estaría con él realmente. Luego hice las inversiones: “Me
voy a dejar sola” y “Le voy a dejar solo”. Aquí me di cuenta
de que inmediatamente cuando tuve el pensamiento fue eso que hice, le
he dejado solo y me fui a llorar alejada de él, me fui con “mi
película”.
Otras dos inversiones
posibles son: “Me va a dejar acompañada” (realmente me dejaba
acompañada de mis hijos, mi familia, sus amigos, su obra, el proyecto que teníamos juntos y que voy a acabar yo) y “No me
va a dejar sola” (él siempre me decía “no me voy, aquí queda
mi obra, mi espíritu, puedes verme por medio de mi poesía,
en el viento, en nuestro río, en mi arte”).
Cuando yo hago The Work
no se si ocurren casualidades o milagros, al creer el pensamiento (me va
a dejar sola)
me veía sola en el futuro, vacía, empezando de cero, triste y
perdida. La realidad ha sido que mi amor dejó el cuerpo el 5 de Febrero
del 2013, hace un mes, que mis hijas no se separaron de
mi, que tuve apoyo, amigos de Ben y míos; y familia dándome un amor y un
apoyo que jamás habría imaginado; y que le siento conmigo en todo
momento. No ha habido aún un instante de soledad ni de vacío.No solo
eso, puedo apreciar el milagro y la suerte de estar viva, de respirar,
de digerir, ... Dios mio, ¿Cuántas cosas tienen que coincidir para que
yo esté viva en este momento, para que cada grano de arroz que como
llegue a mi sangre? ¿Cómo no dar gracias por todo ello?
Yo lo llamo “el mundo al revés”. Es todo al revés de
lo que había imaginado. No hay vacío, estoy llena de la experiencia
que he vivido con él, de haber estado con él noche y día, hasta el
ultimo minuto. Estoy viviendo todo lo
contrario de lo que yo en aquel momento imaginaba. Byron Katie tiene
una frase que describe esto muy bien, que es: “tu haces The Work y
luego The Work te hace a ti”.
Hecho The Work me quedaba Vivir la Inversión, la hoja JtP me dió la
pista clara de lo que
yo podía hacer por mi. En la misma hoja de juzga a tu prójimo hay
una parte en que la pregunta es: ¿que consejo podría dar a esta
persona? Yo terminé el trabajo y luego me apliqué el consejo a mi
misma. El consejo consistía en imaginar una luz azul que entraba en
su cabeza y llenaba su cuerpo. Yo sabia que solo un milagro podría
salvarle. Para mi esa luz era un milagro y lo que tendría Benjamin
que hacer era cerrar los ojos conectar con un maestro e
imaginar que de este maestro emanaba una luz azul con el poder de
equilibrar todo su cuerpo. Aquella misma noche comencé a aplicar el
consejo que tenía para él en mi misma y, solo puedo decir, que el
milagro me ha ocurrido a mí. Me siento amada, llena de lo que he vivido,
le siento conmigo en todo momento y doy gracias a Dios por este trabajo
que hice ese día; porque me permitió estar plenamente presente para él
el máximo del tiempo que le quedó: día y noche. Aún ahora puedo sentir
su calor, la suavidad de su piel y la ternura de su mirada, cómo me
guiñaba el ojo y me abrazó el día antes de dejar el cuerpo. Ha
conseguido que cambie mi idea de la vida y la muerte, que pierda el
miedo a la muerte. Debe ser algo bueno, porque él estaba bien, estaba en
paz.